lunes, 28 de noviembre de 2011

EL LENGUAJE DEL MATE

En los tiempos del gaucho, las costumbres de entonces hacían muy difícil las relaciones entre los hombres y las mujeres. Por esta razón el interés de la moza hacia su pretendiente no tenía otro cause de expresión más directa que la insinuación a través de los mates compartidos, a los que la mano femenina les podía dar un toque distinto

Mate amargo: indiferencia, no esperes ... nada, se acabaron las ilusiones.
Mate dulce: amistad.
Mate muy dulce: hablá con mis padres.
Mate con canela: me estás interesando.
Mate con café: estuve enojada pero te perdono.
Mate con leche: amistad respetuosa, estima.
Mate con melaza: me preocupa verte triste.
Mate con miel: casamiento.
Mate con cedrón: acepto.
Mate con limón: prefiero no verte.
Mate con te: indiferencia.
Mate con azúcar quemada: simpatía, estoy pensando en vos.
Mate con cáscara de naranja: vení a buscarme, quiero que vuelvas.
Mate con ombú: tu visita es indeseable.
Mate con toronjil: disgusto.
Mate muy caliente: yo también estoy ardiendo de amor.
Mate frío: desprecio.
Mate hirviendo: odio.
Mate tapado: buscate otra.
Mate espumoso: te amo demasiado.
Mate lavado: andate a tomar a otro lugar.
Mate largo: visita poco grata.
Mate corto: quiero verte más seguido.
Mate encimado: mala gana.


Es tan difícil imaginar a un argentino que no tome mate, como pedirle que no coma asado o le diga no al dulce de leche.

Desde antes de la llegada de los españoles a América, los nativos de estas tierras ya consumían lo que ellos llamaban “CAAMATE”, palabra que surge de la conjunción de un vocablo guaraní y otro quechua. Caa: yerba y Mati: pequeña calabaza en la que se bebe la infusión.

Posteriormente el mate se convirtió en compañero inseparable del hombre de campo. Cimarrón, amargo, verde, fue su fiel amigo en las travesías por las pampas, en los momentos de soledad y los de alegría.

Disfruten de un buen mate!!! y como dicen algunos: "Tomá mate y avivate!"

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